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viernes, 14 de octubre de 2011

“ La obra de arte abre a la verdad”.


Propone Heidegger como modo de ser fundamental del comprender el término Hören (escuchar). Entendida esta escucha como un retroceder desde el discurso en el que pensamos las cosas, hacia el estado de comprensión primordial en el que nos encontramos de antemano.


Me explico, quería decir Heidegger con esto que cuando oímos, no escuchamos primero sonidos para luego interpretarlos como pertenecientes a algo concreto, sino que primariamente entendemos esos sonidos como algo muy preciso variando nuestra comprensión de ellos dependiendo del estado anímico en el que nos encontremos. Por ejemplo, oímos (la excitación) de unas pisadas que se aproximan o el (agrado) en el trino de los pájaros.


Es el ser humano, ser-en-el-mundo, estamos de antemano abiertos a una totalidad de sentido. Situados en medio de un acontecer por la que discurrimos coetáneamente, dentro de un espacio llamado mundo hacia el fin temporal que se nos abre ya con la vida.


Parece lógico entonces, que este filósofo vea en el lenguaje, en su especificación, un paradójico contrincante en la tarea de conocer el mundo. Puesto que pretende partir de un constructo de lo preciso para llevar a cabo la comprensión de un universal de antemano presente.


Por tanto, y volviendo al primer párrafo, el camino hacia las cosas es camino de vuelta al “mundo de la vida”. Y este camino, en mi opinión, es el que las artes debe seguir.



Bibliografía:

- Rojas, Sergio:"El ruido de lo in-mundo". Ñuñoa: Universidad de Chile, Facultad de Artes, 2009. (artículo dentro del libro: "Pensar el//trabajar con//sonido en espacios intermedios").

- Schafer, R.Murray:"Hacia una educación sonora: 100 ejercicios de audición y producción sonora". México D.F. Conaculta: Radio Educación, 2006.

- Heidegger, Martín:"Caminos de bosque". Alianza, Madrid, 2001.

- Prete, Antonio:"Tratado de la lejanía". Pre-textos, Valencia: Universidad Politécnica de Valencia, 2010.

-"Curso de sonido": http://www.yio.com.ar/curso-sonido.php.

Creando islas. (o jugando con utopías)

En esta investigación hemos querido trabajar abordando este problema, conseguir desandar lo andado para vislumbrar el camino. Para ello hemos llevado a cabo un postulado del que hizo buen uso Tomás Moro en su obra “Utopía”: oponer, a lo existente, lo imposible, para así revelar las incongruencias que en aquel se dan. De lo que se trata es de “trasladar la mirada fuera de lo acostumbrado”, o en este caso, el oído.

Y para ello, lo hemos llevado hasta los límites, hasta los fenómenos de umbral que se dan en la percepción sonora. Decía Deleuze a raíz de unos cuadros de Bacon que “sentir es pasarse de un lado a otro”. Pues nosotros queremos sentir ese “ruido del límite”, y hacer eco en ambos lados.


Para finalizar, decir que hemos trabajado con las ideas expuestas por Sergio Rojas en su artículo “El ruido de lo in-mundo” donde establece el silencio y el ruido como fenómenos límites y los separa del sonido.

Es el silencio un estado subjetivo de atención –Cage demostró empíricamente con su 4:33 que es imposible, en sentido estricto, percibir el silencio, puesto que este no es acústico sino un cambio de mentalidad, “el abandono de la intención de oír”- y deviene a través de la reflexión (concentrarse en un contenido de consciencia) o la meditación (ensimismarse hasta trascender el contenido).

El ruido, por el contrario, se contrapone al silencio en tanto que es una hipérbaton en la atención sonora. Acontece cuando se altera la linealidad significante de un sonido por un hecho acústico cuya materialidad refiera un “fuera” del lenguaje.

Para aclararnos, el silencio equivale a un desinterés por el mundo concreto que nos rodea mientras que el ruido sería una atención máximamente atenta al sonido del mundo, capaz de percibir una nota desafinada en una composición musical.


La cancelación de fase

Con estos parámetros entre manos, llegamos a una particularidad del sonido especialmente atractiva para lo que queríamos llevar a cabo. La Contrafase.

Este estado del sonido se produce cuando en dos ondas relativas una posee una diferencia de fase igual a 180º con respecto a la otra. Es decir que una de ellas está invertida (habrá invertido su polaridad en el giro) de modo que cuando una alcanza su valor máximo de amplitud la otra registra el mismo pico pero en signo contrario-si una es positiva la otra será negativa.

Lo interesante sucede cuando ambas ondas presentan idéntica frecuencia y amplitud* puesto que entonces, cuando se encuentran, el sonido queda anulado-una anula a la otra. Es decir que partimos del sonido para crear silencio.

*términos a tener en cuenta:

-amplitud; cambio de presión desde el pico de la forma de onda hasta el mínimo.

-frecuencia; describe el número de ciclos por segundo que registra una onda.

-ciclo; describe una única secuencia repetida de cambios de presión, desde presión cero a alta, a baja presión y de nuevo a cero.

Anulando espacios.El vals del error

www.youtube.com/watch?v=b4Uah9NhCxw


Este primer descubrimiento nos emocionó. La idea de anular algo produciendo eso mismo se nos antojaba excitante y nos llevó al recuerdo de una frase de Alys: “Máximo esfuerzo. Mínimo resultado”; puesta aquí al servicio de la ironía más pretenciosa.
Nos vino entonces la idea del proyecto que queríamos desarrollar. Imaginemos un concierto de piano, el vals del adios de Chopin, donde dos músicos se sientan uno frente al otro y tocan la melodía al unísono, en perfecta sincronía. Y ahora, imaginemos que uno de ellos tuviera el sonido de su piano alterado, de modo que la onda saliera con la polaridad invertida, sucedería que por superposición de ambas crearían silencio. Un silencio lleno de esfuerzo y de concentración, delicado en la ejecución de cada segundo.
Y sucedería también que por cada nota que alterara su frecuencia o amplitud con respecto a su vecina, aparecería, en ese silencio creado, un ruido preciso, hijo de la diferencia entre ambos músicos.

Así, con este proyecto en la cabeza, nos hemos lanzado a la experimentación.